Al decir que podemos repensarnos otras formas de ejercer la masculinidad, nos referimos a la posibilidad de cuestionar y cambiar las normas y expectativas tradicionales sobre cómo deben comportarse los hombres. Esto implica abrirse a nuevas maneras de ser hombre que no estén basadas en estereotipos rígidos, permitiendo una mayor diversidad en la expresión de la masculinidad y promoviendo actitudes más inclusivas, empáticas y equitativas.